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Para inspirarse en las vacaciones, las mejores cosas que ver en la costa y una visión de la vida en la costa de Inglaterra, haga clic en las historias y blogs locales a continuación.
Las rutas por carreteras de la costa proporcionan experiencias mágicas, ya que al descubrimiento de ciudades, pueblos y grandes espacios abiertos se le añade el placer de una conducción agradable. La costa inglesa es tan variada que a veces el paisaje cambia al enfilar cada curva.
Gosport offers 38km of waterfront, panoramic beaches, impressive maritime attractions and lots of water sports, such as sailing, kayaking, jet-skiing, kite-surfing and fishing. There’s plenty to pack into 48 hours!
A lo largo de los siglos, la realeza ha usado la costa como primera línea de defensa y también como destino de veraneo. Desde mansiones hasta castillos en ruinas, e incluso a través de elementos tan cotidianos como las casetas de playa, los testimonios de los lazos entre la aristocracia y el mar son numerosos. Y muchos de ellos son el pretexto ideal para una pequeña escapada a la costa.
Los faros son como signos de exclamación admirada ante el panorama marino que se despliega frente a ellos. Por definición, visitar un faro implica contemplar vistas asombrosas de la unión entre la tierra y el mar. Además, muchos faros están abiertos y los visitantes pueden subir hasta lo alto e incluso alojarse en su interior o en los alrededores.
Si te gustan el arte y las galerías, la costa inglesa tiene tanto que ofrecer como los museos más prestigiosos de Londres y otras ciudades del interior.
Los ingleses son grandes amantes de los jardines, por lo que no es extraño que la costa inglesa esté llena de preciosos jardines, desde espacios pequeños y prácticamente «secretos» hasta enormes extensiones con un diseño cuidado al milímetro alrededor de casas señoriales. En cualquier punto de la costa, encontrarás un sitio tranquilo donde relajarte.
La costa inglesa tiene un aire dramático por su paisaje virgen, su litoral imponente, sus playas solitarias y sus pueblos y muelles a salvo de las construcciones modernas.
En 2016 abrió sus puertas un nuevo museo en la pequeña localidad de Kimmeridge, en la Costa Jurásica de Dorset, que se convirtió al instante en un referente mundial de primer orden.